jueves, enero 18

Ka-bum

Tristeza es mi palabra hoy, la siento y como el tiempo es oro blanco escribiré un texto rápido que me deje hacer salir lo que siento por los sentimientos que hoy día atacan a mi mente y hacen que me duela, el frío hace que el cuerpo me duela, y con tanto dolor uno no puede más que permanecer triste.
Los secretos y los sueños son dos cosas que mantengo en mi la mayoría de las veces, cuando los comparto es porque no puedo dejar de hacerlo, una sonrisa a la distancia la entiendo como algo que no veo pero que esta ahí, platicar sin vernos permite un intercambio más fluido y menos argumental de palabras que podrían no ser tan ricas como las que a mi oído dejaba oír aquellas mañanas de octubre en que tras saludarla y besarla hasta cansarme podría decirle lo que decir debía y preguntando y contestando dejaba pasar unas horas en su compañía, pero ahora no será más así pues ella no estará más aquí, se la llevo la estrella de la muerte una mañana que puedo describir como la de ayer, exploto, y no pude volver a verla.La gente no suele explotar, o eso pienso yo, pero ella exploto y no dejo rastro tras de si, la luz, su ultima luz, no la pude ver pues yo no estaba con ella y no estaría nunca más. Le dio por explotar en mi casa, explotando mi casa también y explotando con ella toda la gente que en mi casa había, toda la gente que amé.
Cuando uno sabe que ama a mucha gente se siente feliz, pero si toda la gente que ama se explota al mismo tiempo deja de sonreír, y he dicho que no vi la explosión y esto es cierto, pero me enteré enseguida tras un tronido en el aire, lo que llegué a ver fue el humo que el fuego hacía brotar mientras consumía cada una de las cosas que en esa casa había, y la gente, de la gente no supe más pues no dejaron rastros tras de si, no dejaron una mano que estrechar el día del funeral, ni siquiera unas cenizas a las cuales mirar con recelo después de pensar que nadie puede ser sólo polvo, pensar inhumanamente en la vida después de la vida y la muerte que en este momento es el tema principal de mi vida.
Toda la gente me habla de la muerte, que no es mala, que superare eso, pero nadie sabe, yo mismo no lo sé si así será, porque la muerte no existe todavía en mi sino que la escuche como un Ka-bum que irrumpió la tranquilidad de mi almuerzo en un restaurante que a dos casas de mi casa me veía comer todas las tardes en que mamá no había hecho de comer, esa tarde no había hecho de comer, quizás en ese momento ellos comían la comida que para ellos había pedido desde mi oficina; entonces que mucho ruido, si, lamentablemente terminé mi bocado antes de levantarme en busca de respuesta, la respuesta fue mala, sólo me dio tristeza.

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