viernes, enero 12

Anabel Lee

He escuchado tres versiones diferentes de esta canción, de Radio Futura, de Enrique Bunbury y de Iván Ferreiro, estos dos ultimos miembros de mis favoritos. Ahora mismo y dispuesto a leer descubro que Anabel Lee es en realidad un texto de Edgar Allan Poe, me sorprendé, fue Radio Futuro el grupo que le dio música a este poema, buena música, ben texto, en música no suelo pedir mucho más.


Hace muchos, muchos años, en un reino junto al mar, Habitaba una doncella cuyo nombre os he de dar, Y el nombre que daros puedo es el de Annabel Lee, Quien vivía para amarme y ser amada por mí. Yo era un niño y era ella una niña, junto al mar, En el reino prodigioso que os acabo de evocar. Más nuestro amor fue tan grande como jamás yo presentí, Más que amor compartimos, yo y mi bella Annabel Lee, Y los nobles de su estirpe de abolengo señorial, Los ángeles en el cielo envidiaban tal amor, Los alados serafines nos miraban con rencor. Aquel fue el solo motivo, ¡hace tanto tiempo ya!, Por el cual, de los confines del océano y más allá, Un gélido viento vino de una nube y yo sentí Congelarse entre mis brazos a mi bella Annabel Lee. La arrancaron de mi lado en solemne funeral, A encerrarla la llevaron por la orilla de la mar A un sepulcro en ese reino que se alza junto al mar, Los arcángeles que no eran tan felices como nosotros dos, Con envidia nos miraban desde el reino que es de Dios. Ese fue el solo motivo, bien lo podéis preguntar, Pues lo saben los hidalgos de aquel reino junto al mar, Por el cual un viento vino de una nube carmesí Congelando una noche a mi bella Annabel Lee. Nuestro amor era tan grande y aún más firme en su candor Que aquel de nuestros mayores, más sabios en el amor. Ni los ángeles que moran en su cielo tutelar, Ni los demonios que habitan negros abismos bajo el mar Podrán apartarme nunca del alma que mora en mí, Espíritu luminosoDe mi bella Annabel Lee. Pues los astros no se elevan sin traerme la mirada Celestial que, yo adivino, son los ojos de mi amada. Y la luna vaporosa jamás brilla baladí, Pues su fulgor es ensueño de mi bella Annabel Lee. Yazgo al lado de mi amada, mi novia bien amada, Mientras retumba en la playa la nocturna marejada, Yazgo en su tumba labrada cerca del mar rumoroso, En su sepulcro a la orilla del océano proceloso.

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