viernes, julio 14

Discurso sobre los cangrejos.

En la costa se afirma que los cangrejos son animales hechizados.
Son seres incapaces de volverse para mirar sus pasos.
De las tercas mareas aprendieron la virtud del repliegue,
el ocultarse entre rocas y limo.

Caminantes oblicuos,
en la tenacidad de sus dos pinzas sujetan el vacío
que penetran sus ojillos feroces como cuernos.

Nómades en el fango o habitantes en dos exilios:
extranjeros ante los pobladores de las aguas y ante los animales de la tierra.
Trepadores nocturnos, armaduras errantes, hoscos y eternamente fugitivos,
siempre rehuyen la inmortalidad en imposibles círculos cuadrados.

Su frágil caparazón incita al quebrantamiento al pisoteo.
(Hércules vengó así la mordedura,
y Juno que lo envió contra este obseno personaje de feria,
contra este charlatán de la edad heroica,
para retribuirlo situó a Cáncer entre los doce signos del Zodiaco, a
fin de que sus patas y tenazas encaminen al sol por el verano
—el tiempo en que germinan las semillas.)

Ignoro en cuál momento dio su nombre a ese tumor que rompe los tejidos y aún al comenzar el final tercio del siglo veinte permanece invencible —y basta su mención para que el miedo cruce el rostro de todos los presentes.

Jose Emilio Pacheco

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